Aparte de a Lara, conocía a muchísima más gente con la que estreché lazos.
Como podéis ver, nos lo pasamos muy bien. Eso sí, aproveché para sacar algunas fotos que luego posteé en las redes sociales.
Después de estas horas, que entre todos fueron amenas e incluso rápidas, llegamos a Nueva York. Yo creo que nadie era realmente consciente de ello, porque era como cuando estábamos en Barajas. Siempre me lo imaginé diferente, aunque también es verdad que es difícil decir algo si realmente donde has estado ha sido en el aeropuerto. Pero bueno, yo veía el skyline y Manhattan y eso era fantástico.
Acortándoos la historia, estuvimos seis horas en el aeropuerto al lado del McDonald's pillando (?) wifi. Creo recordarlas como las seis horas más largas de mi vida.
Allí fue donde me cobraron 4.65 dólares por una tónica.
No obstante, conforme la hora iba pasando, y con el cambio de hora, ya empezábamos a estar exhaustos. En cuanto embarcamos todos en el avión a Edmonton, caímos rendidos y sólo nos despertamos a rellenar unos papeles para entrar en Canadá. Tengo una foto de la ciudad de Edmonton que, aunque no tiene demasiada calidad, es bonita, para mí al menos.
En cuanto nos bajamos del avión, allí eran las doce de la noche, y en España los más madrugadores empezaban a levantarse. Tuvimos que retrasar el reloj todavía dos horas más.
Pasamos una especie de control donde teníamos que presentar los papeles y un tipo nos los tenía que firmar. Por favor, mucha atención a este hecho.
Resulta que para salir por la puerta del aeropuerto había que entregar el papel. Pues bien, tanto yo como Marta como responsable legar mío, tuvimos que retirarnos de los demás porque a todos les estaban dejando pasar menos a mí. ¿Por qué? Simplemente porque el que me había firmado los papeles me había hecho una señal rara en el mío solo.
Fue entonces cuando me frustré. Estaba en una cola con gente a la que le abrían la maleta y le sacaban comida y cosas como esas. Precisamente, era yo el único que no llevaba comida en la maleta, los demás llevaban moscovitas y demás delicias asturianas. Pero bueno, quince minutos después de que me atendiesen, se me quedaron mirando raro y fueron a la puerta a preguntar porqué me habían mandado a la cola. Algo confuso, pero al fin y al cabo, fue un malentendido. Con las disculpas en los oídos se abrieron las puertas de mi nueva ciudad. Olfateé el aire frío, y vi a mi familia con un cartel de "Bienvenido Alex Cfuentes" escrito a rotulador y con una foto de Edmonton. Sonreí y fui hacia ellos. Me llevaron hasta casa hablando, Breck, mi hermano canadiense, y Debra, mi madre por tres meses por la autopista contestando a mis vagas y mal formuladas preguntas. En cuanto llegamos a casa, apenas supe dónde estaba mi habitación. Caí en la cama prácticamente con ropa.
Os dejo una foto de nuestros últimos momentos en el aeropuerto de Edmonton, antes de que me arrestaran.
Hola guapo. Qué tal te va? Me das muchísima envidia. Disfrútalo a tope y haz muuuuuchas fotos. Besitos
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